martes, 11 de agosto de 2009

Uribe. El correo del Pentágono visita Chile





por Omar Cid

Con el objetivo de explicar el acuerdo militar entre Colombia y EE.UU. el presidente Álvaro Uribe, tomó la iniciativa de visitar varios países del continente.

La iniciativa surge, cuando todavía no se resuelve, ni se está cerca de solucionar las consecuencias del golpe de Estado en Honduras, orquestado por la oligarquía hondureña, y amparado por un sector del pentágono a pesar del presidente Obama.

América Latina, salvo casos puntuales: como el intento de golpe en Venezuela, el fraude electoral que puso en el gobierno al señor Calderón en México, era tratada de un tiempo a esta parte, de manera distinta. La doctrina de la seguridad nacional asimilada por los ejércitos y las oligarquías nacionales, no ha sido dejada de lado, pero su rostro visible, las dictaduras militares, parecían una historia del pasado, eso en apariencia pensaban moros y cristianos.

Sin embargo, la decisión norteamericana de instalar un número importante de bases militares en Colombia, cambia radicalmente el trato que recibe el continente por parte del gigante del norte.

Llama profundamente la atención que el mismo día de la visita del presidente Uribe, a nuestro país, el candidato de la concertación, tuviera palabras sumamente violentas contra el proyecto bolivariano, en el contexto de un seminario sobre América Latina: “Especial atención merece el proyecto bolivariano, que a diferencia de los otros ensayos nacionales tiene una concepción de contagio y expansión hacia la región. Cuando su activismo político cruza la línea y se transforma en intromisión en los asuntos internos de otros Estados, como ya ha ocurrido en algunas ocasiones, inevitablemente se generan contiendas diplomáticas y militares y si bien en la actualidad hoy no tenemos esos conflictos la potencialidad está latente y muy latente”, (Eduardo Frei Ruiz Tagle La tercera 5-08-09)

El escritor y ex -diplomático Jorge Edwards, el 7 de agosto en su columna del diario “La segunda” ha justificado la decisión de Uribe, exponiendo que se trata de un gobernante que se encuentra ubicado en el lado opuesto de la balanza, “Colombia tiene un enemigo interno extremadamente peligroso” recalca el escritor y vecinos que han tenido una actitud ambigua -por no decir derechamente de apoyo a la guerrilla- en ese orden de cosas, el Estado colombiano correría un peligro inminente y solicita esconderse tras las huestes del ejercito norteamericano.

Llama la atención el paralelo que establece Edwards, entre Monroe y el presidente Lula, especialmente cuando se refiere a una frase que marcó la conducta de una buena parte de generaciones de gobernantes de EE.UU. “América para los americanos” según el escritor, esta doctrina únicamente despertaba sospechas para Sudamérica, recalco el adjetivo, porque cumple la función de sembrar un manto de dudas sin aclarar los hechos históricos que avalan la encendida desconfianza, como el proceso de expansión iniciado por la potencia naciente (EE.UU) a finales del siglo XIX y principios del XX.

“Esta estrategia de conquista -iniciada en el siglo XIX con el saqueo de la mitad de la superficie de México, la ocupación de la bahía de Samaná en República Dominicana (1868), la ocupación de Nicaragua por William Walker (1854-60) y los intentos de convertir en protectorado a varios países latinoamericanos- formaba parte de un plan expansionista que no se limitaba a la mera penetración económica, sino lisa y llanamente a la conquista territorial de ciertas zonas de América Latina”. (Luís Vitale, Historia de América Latina cap III, pag 94)

Según Edwards, su contra parte es América del Sur para los sudamericanos, estableciendo una analogía no sólo caprichosa, francamente indignante, mientras la doctrina Monroe, permitió el saqueo organizado y por supuesto la reacción nacionalista, entre las que se destaca al nicaragüense Sandino, defendido públicamente, por nuestra premio Nobel Gabriela Mistral, Edwards, el hombre del premio Cervantes, nos dice que iniciativas como UNASUR, ALBA, se encuentran a la misma altura que la política colonialista de EE.UU.

Para nuestro intelectual de exportación, Chávez es un personaje anacrónico sacado de la guerra fría, dueño de declaraciones incendiarias que no hacen bien a la comunidad internacional, lo que sí hace bien, es la pulcritud, la sabiduría de la llamada “libre determinación de los pueblos” claro, pueblo entendido como voluntad del gobernante; porque en el caso colombiano, la oposición política al presidente Uribe y la propia guerrilla con todas sus sombras quedan excluidas de eso que llaman pueblo. No podrían ellos también decir “dejen lavar nuestra ropa sucia en casa” o este es un problema de los colombianos, no hace falta la ingerencia de ningún país extranjero en el territorio, al parecer, para el derecho internacional no es posible aceptar aquello, porque el recaudo “pueblo” estaría muy bien guardado en los bolsillos del señor presidente Uribe.

Finalmente nuestro novelista, se suma a las palabras del candidato señor Frei, quien considera que el único enemigo acá es el presidente Chávez y el pensamiento bolivariano; los únicos contrarios al futuro de América Latina, son los que han alterado las constituciones cómplices de la depredación organizada. Los únicos peligrosos para la paz y la estabilidad del llamado orden, son los que han levantado la voz, por la protección de los recursos naturales y han dicho que es necesario establecer normas más justas de intercambio.

Esa es la nueva doctrina que el mensajero del pentágono Uribe, vino a comunicar, en ella se acusa de terroristas a todo aquel que pretenda alterar los acuerdos sagrados como el ALCA y el TLC.

En Chile, un puñado de hombres y mujeres se reunieron en la plaza de la constitución para manifestar su molestia, algunos fueron detenidos, otros amedrentados, según sus testimonios, la policía secreta colombiana se paseaba como pedro por su casa, incluso dándose el lujo de interrogar a ciertos manifestantes, ante la indiferencia de las fuerzas policiales del Estado chileno.

Seguramente esos son los nuevos signos de la llamada “libre determinación de los pueblos”.

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